Por fin estamos en la final de la Copa de Oro y sigue siendo costumbre que México pelee la final de esta justa. Se necesita ganar para mantener el papel de grande en CONCACAF y tomar el boleto que significa participar en Copa Confederaciones, torneo que regularmente muestra alto nivel competitivo. En la seminifical se le ganó a Honduras, un equipo que se le complico a la escuadra nacional por su planteamiento defensivo, trabado, golpeador y por la imprecisión que México mostró dentro de tres cuartos de cancha en adelante, lo que hizo que el 2-0 reflejado en el marcador se capitalizara hasta tiempo extra.
Algo que nunca me había tocado vivir era seguir la transmisión de algún partido del tricolor por televisoras centroamericanas. Ahora que no estoy en México, forzosamente tengo que buscar el canal que mejor transmita el partido en internet y ya en dos ocasiones me he topado con comentaristas centroamericanos. Esta ocasión la transmisión estaba a cargo de una televisora Salvadoreña. Si nunca les ha tocado vivir esta experiencia, no tienen idea del rencor que tienen hacia el país mexicano en términos futbolísticos. Desean con todo su ser que México tropiece, para no sentir ese estigma que México es superior en términos futbolísticos. En varios pasajes del partido, mientras México sufría para encontrar el camino del gol, los comentaristas Salvadoreños preguntaban ¿Y dónde está ese grande de la CONCACAF?.
A lo que yo tengo la cortesía de responder. Está en un equipo que se ha visto reducido por problemas extra cancha, pero que a lo largo de la copa nunca ha dejado de pelear y que muestra seguridad, pasión y garra al ponerse la camiseta de la selección. Si bien, no se ha jugado como se esperaba los partidos de cuartos y semifinales, el equipo nacional presenta por momentos un camino evolutivo que llama la atención. Se tiene que tomar en cuenta que “el Chepo” tiene apenas 10 partidos al frente de este tricolor. Pudieramos tachar de inconsistente al planteamiento táctico tricolor y su manera de jugar con la pelota, pero ha sido consistente en sus resultados. No me gusta ser resultadista y el ganar como sea es una manera mediocre de ver las cosas, pero este Tri a lo largo de la copa ha mostrado que puede jugar al futbol y que gracias a su pegada, gana partidos en momentos complicados. Hoy se ganó por lo que pesa la camiseta tricolor en CONCACAF, porque los jugadores sintieron esa responsabilidad que tienen para con ellos y la afición, aparte hemos encontrado en los delanteros centro de México hombres que abren el camino cuando se les necesita.
Mucho se habla de Javier Hernández, quien se merece todo mi respeto, marca como sea, nuca, cabeza, pie, rodilla, ahora toco de cadera así como los guerreros aztecas jugando Ulama, pero tenemos que agradecer de igual manera al “9” nacional, Aldo De Nigris. Este jugador que tiene más características físicas de un jugador de basketball que a un jugador de futbol. Él, ha sido el camión que ha jalado del Tri en los dos últimos partidos. Su estilo de juego y determinación me hacen compararlo con Fernando Llorente de la selección española y recordar el partido de octavos de final de la copa del mundo, donde Llorente tiró de toda España contra Portugal para que se pasara a la siguiente fase. No quiero decir con esto que estemos compitiendo por algo tan importante como la Copa del Mundo, lo que sí quiero decir es que México encontró en De Nigris un referente en ataque que complementa la ofensiva Mexicana, dándole presencia y fortaleza. Siempre nos hemos quejado que México sufre para encontrar “hombres gol”, ahora la selección cuenta con dos en su plantel.
El camino hacia la final de la copa se complicó en los pasados encuentros, espero que México rectifique el camino y su futbol de cara al encuentro contra Estados Unidos. Del estilo de este rival México viene padeciendo varios ayeres, se nos complica porque es un equipo ordenado tácticamente que posee un contragolpe letal con Clint Dempsey como mariscal de campo y Landon Donovan encabezando el desdoble ofensivo. No son un rival invencible o que les debería de quitar el sueño a los de De la Torre, pero si es un rival que se le tiene que jugar mucho mejor que a Honduras, ya que a diferencia de los catrachos, los de las barras y las estrellas aprovechan cualquier error, deficiencia, duda, para capitalizar. Esta selección ha demostrado esa garra y verdadero orgullo de representación nacional que se había perdido en representativos nacionales pasados, lo han regresado los jóvenes que ahora militan en la selección. México necesita recuperar para la final a Guardado, que Dos Santos se meta en su papel de creatividad y esperar que tanto Aldo como Chícharo estén finos como hasta ahora. Sólo queda desear ánimo, esperar lo mejor y ahora si como dice Molotov hay que enseñarles que donde están parados era México, con nuestra afición y nuestro representativo nacional, para que empiecen a amar a Dios en tierra de indios.
Buena redaccion...muy bien fernandito!
ResponderEliminarSe nota que vas en el TEC...jajaja
GaLLo