-Espero
Raúl Guzmán vuelva a sentirse orgulloso de mi-
Los ídolos son aquellas personas que son ordinariamente
extraordinarios ¿Por qué ordinarios? Porque no tienen ningún súper poder,
tienen las mimas extremidades, respiran el mismo aire y no se debilitan con
ninguna piedra alienígena. Son extraordinarios porque dominan sus áreas, están
en el top, la élite, esas personas que hacen fácil lo difícil y que todos vemos
imposible. Siendo un aficionado de hueso colorado del futbol, mis tres ídolos
deportivos nacen del juego de pelota (Ok, Michael Jordan tiene un lugar
especial en mi corazón) jugadores extraordinarios que hacían que por 90 minutos
disfrutara del futbol de una manera diferente.
Al hablar de ídolos me vienen a la cabeza tres
nombres. El primero de esos ídolos es Ramón Ramírez, al que yo soñaba imitar
mientras jugaba la cascarita en la cuadra y que cada que metía gol, gritaba ¡GOL
DE RAMÓN RAMÍREZ! Ahora me queda claro que por creerme ese jugador, ni las
cualidades, ni el talento de Ramón emanaban en mí para ser un mejor jugador. Lo
único que cambiaba es que mi ilusión, esa muy pura de niño, se alimentaba con
cada remate, gambeta o pase que daba “a nombre de él”.
Crecí (se supone que crecí) y mi ídolo se
volvió internacional, el futbol mexicano no me proveyó de ningún talento como
el de Zinedine Zidane. La diferencia era que ya no jugaba a ser Zizou, nunca
metí un gol a nombre de él, ni siquiera imité su peinado como ahora lo hacen
con Cristiano Ronaldo o Neymar. Ahora mi ídolo se transformó en alguien del que
yo disfrutaba su juego, un jugador determinante, líder en el terreno de juego.
Aclaro que también lo intenté imitar pero ahora con mi nombre, buscando esa
identidad futbolística que me hiciera crecer como jugador. Nunca encontré dicha
identidad y por eso ahora escribo sobre esa ilusión que Zizou generaba en mí.
Mi último ídolo fue Ricardo Izecson Dos Santos
Leite “Kaká”, otro armador de juego, que cuando estaba en el Milán era amo y
señor de la cancha, un líder mudo, porque sin tener tanto carácter ni personalidad
como lo tuvo Zizou llevaba a su equipo a lo más alto y dejaba todo en la
cancha. Pero gracias a“Kaká” empecé a tomar en cuenta más cualidades que sólo
lo deportivo, que ese ídolo pudiera ser tan ecuánime dentro y fuera del terreno
de juego por más talentoso que fuera con el balón. Un futbolista fuera de toda
polémica y que lo que se sabía de su vida privada era una persona excelente.
Desgraciadamente vi el decaer futbolístico
de “Kaká” y con esa caída se terminaron mis ídolos, soy fiel seguidor de las
hazañas de Messi y Cristiano pero ahora disfruto el juego como tal, eso sí, sin
dejar de valorar los talentos individuales de cada jugador.
Sé que siguen habiendo ídolos futbolísticos de
diferentes tipos, lo sé porque gracias a esos nuevos ídolos es que escribo
acerca de los míos. Un ejemplo burdo de esos detalles que se hacen por los
ídolos me ocurrió no hace mucho, cuando uno de mis primos estaba lavando la
ropa y entre sus prendas sucias estaba la playera del 14 del Manchester United,
entonces, tomé la playera y antes de aventarla a la lavadora como cualquier
otra prenda, volteó y me dijo “la del Chicharito se lava a mano”.